Las fotografías de este paraje fueron tomadas hace años ya con una cámara análogica. Y seguramente ese hecho contribuya a que este emblemático lugar muestre un sitio de leyenda tal y como es. Recordemos pues uno de los rincones más fascinantes de la comarca de Os Ancares.
El castillo de Doiras se erige a 700 metros de altitud, con una planta rectangular y los 14 metros de su torre del homenaje imponiéndose sobre el entorno. Se cree que su edificación data del siglo XV.
Dice la leyenda que en el castillo habitaba el caballero Froiaz con sus dos hijos: Egas y Aldara. Un día, la doncella desapareció de la fortaleza. Su padre, su hermano, la servidumbre... todos la buscaron incansablemente hasta que la dieron por muerta. Ningún rastro había de la joven.
Algún tiempo después, en una de sus cacerías, Egas se encuentra con una cierva blanca. De un disparo la caza y, como trofeo, le corta una pata, ya que le era imposible transportar al animal él solo. Pero cuando llega al castillo y abre el saco donde la portaba, cae entonces una blanca y delicada mano de mujer. En uno de sus dedos todavía porta el anillo de oro con una piedra encarnada que, cuando viva, siempre engalanaba a la doncella. Atormentado el caballero ante semejante hecho, regresa raudo al bosque y, sin equivocar la corazonada que hasta él le conduce, encuentra el cadáver de su hermana. La joven había sido víctima de un encantamiento y solo la muerte la había devuelto a su estado natural.
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