Las Fragas agonizan

Fragas do Eume
 
Hemos regresado de las Fragas do Eume después de haber accedido por una de sus zonas más elevadas en el ayuntamiento de A Capela. Hace un par de horas, los Altos del Fortandión estaban a salvo del fuego. Los caballos salvajes que habitan este territorio andaban encabritados por los helicópteros e hidroaviones sobre nuestras cabezas. A la izquierda de la imagen superior, escarpada ladera abajo, sucedía lo peor, el fuego enfilaba de nuevo el cañón del Eume. 


Incendio Eume

Fragas ardiendo
Al dirigirnos hacia la central hidroeléctrica de Endesa, donde se encuentra el embalse, y se inicia el espectacular cañón que va enfilando el río hacia el mar convirtiéndolo en un vergel de vegetación en su descenso, nos encontramos, a contraviento del incendio principal de las Fragas, un nuevo foco después de Couce, hacia Cruz de Rosende y Ramallal, cercando las casas. Tres hidroaviones, un helicóptero y efectivos de tierra se afanaban en controlarlo. 


Descarga de agua sobre el Eume

Ya en el embalse, a orillas del río, al imaginar lo que estaba sucediendo tras ese recodo en el que se encuentra la antigua central hidroeléctrica de A Ventureira, solo a un par de kilómetros del Monasterio de Caaveiro, el alma se nos cayó a los pies. 
Embalse del Eume

Incendio del Eume Las columnas de humo surcaban un cielo invisible. Nada se adivinaba más allá que fuego y ceniza.

Entre el viento que soplaba con fuerza y el complicado acceso que conocemos los que hemos pateado estas montañas, se confirmaba el peor de nuestros temores: el incendio enfilaba el cañón con el viento a favor.

A nuestro alrededor las laderas bajo toda la zona del Fortandión veían caer los últimos matojos.

Eume

Creo sinceramente que el corazón del bosque atlántico está perdido. Intentamos acceder por el portal de As Neves hacia la antigua Central, pero una patrulla de la Guardia Civil impedía el paso por precaución. En el regreso, nos cruzamos con la Unidad Militar de Emergencia y los bomberos. El dolor de sus rostros lo decía todo.

Incendio en el cañón

La magnitud de este desastre solo podrá evaluarse cuando sea posible adentrarse en el corazón del Eume, pero sé que esta mañana no me equivocaba. La parte donde se encuentran la mayoría de los Woodwardia está ardiendo. Desconozco si sobrevivirá alguno. Ojalá que sea así. Hoy me asusta pensar qué será de todos nosotros cuando las cenizas fenezcan en el río.

Compartir en Google Plus

Sobre Silvia Pato

Autora de las novelas «Las nueve piedras» y «El Libro del Único Camino». Redactora de contenidos en diversos medios digitales.

6 comentarios :

El tejón dijo...

Para echarse a llorar, no se me ocurre más que decir.
Saludos y mucho ánimo desde Cantabria.

Wili y Colasina. dijo...

Estremecedor Julia. Estuve en As Fragas haciendo un trabajo de campo para la Xunta hace años, y es muy doloroso ver lo que allí está ocurriendo. Malditas las manos de los que provocan esto. Saludos. Isolino Pérez.

@reku (Alexandre Ríos) dijo...

Esperemos que se calme el viento para evitar más estragos. Hay que tener esperanza.
Un saludo.



Areku Desings
Brush Art Designs

Silvia Pato dijo...

Gracias por tus palabras, Tejón. Espero que los incendios de Cantabria desaparezcan en seguida y hagan el menor daño posible. Vaya año nos espera. Y aún queda el verano
Saludos

Silvia Pato dijo...

Gracias, Isolino. Gracias, Alexandre. Hoy todavía tengo menos palabras que ayer, pero reconforta encontrar en la red tanto apoyo, reconforta ver que no estamos solos. Gracias
Saludos

Antonio Herrera dijo...

Estoy siguiendo las noticias sobre esta catástrofe con preocupación, horror y muchísima tristeza. Mi admiración para la gente que se juega la vida en su lucha contra las llamas.

Un abrazo.