Dedico estas líneas a las gentes de A Capela, el ayuntamiento que se ha visto más afectado por el desastre del incendio de las Fragas do Eume. Recorrer las carreteras que atraviesan los grandes terrenos afectados por las llamas provoca estremecientos en el alma, en un lugar en el que estos días huele a cenicienta tristeza.
Dedico estas líneas a las gentes de A Capela porque sinceramente creo que, de los cinco ayuntamientos que comparten el territorio del parque natural, es el que más lo valora, el que más lo cuida, el que mima sus campos, sus pastos y su ganado con la sabiduría ancestral de la tierra gallega. Porque mientras en otros como Cabañas, nos hemos encontrado carteles indicadores de las Fragas do Eume rociados con spray ocultándolas, y en otros como Monfero, algunas sendas cuentan con los postes sin la señalización; en A Capela, las rutas guían al conductor y al caminante allá donde quiera dirigirse, con senderos limpios y cuidados, y conjuntos etnográficos que protegen y cuidan un patrimonio que es de todos.
Museo Etnográfico da Capela |
Por todos esos motivos, más injusto parece todavía que un fuego que todos intuimos provocado se haya cebado con este concello.
Toda la extensión afectada en la parte alta de las fragas en A Capela, no
parece tener la misma esperanza que puede albergar la de su ribera. El fuego ha sido devastador en un sitio en el que comprendes a la perfección la impotencia, desesperación e indignación de sus habitantes cuando encuentras el rastro detenido junto a las puertas de sus casas.
¡Qué noches tan largas han tenido que pasar las tranquilas gentes de A Capela! ¡Qué pesadilla han compartido con el bosque!
¡Qué noches tan largas han tenido que pasar las tranquilas gentes de A Capela! ¡Qué pesadilla han compartido con el bosque!
El aspecto de Teixido es descorazonador, tanto, que cuesta articular palabra al encontrarse en el medio de aquel suelo negro. Un respetuoso silencio lo impregna todo. Gran parte del bosque ha muerto. Gran parte del pueblo lo ha perdido todo. La tierra y el agua están de luto. Ahora solo queda esperar, cicatrizar las heridas y seguir luchando.
Pero aún hay verde en A Capela, aún conserva Caaveiro, aún discurre el mágico Sesín con sus molinos, y la hermosa y plácida extensión de fraga por donde corre el río Belelle, aún cuenta con su patrimonio etnográfico, y con su dulce placidez. Por eso, todavía sugiero a todos aquellos que duden si acercarse a ese rincón que vive tiempos tan difíciles, que no titubeen en hacerlo, porque hoy, más que nunca, necesitan nuestro apoyo.
2 comentarios :
Gran blog, Silvia. Lástima que lo descubrí tras esta catástrofe medioambiental. Como dijo José, el vecino de la casa de Teixido que está sola y que se negó a abandonar, salvándola del fuego, "era mellor que non viñerades", cuando hablamos con él dos días después del incendio.
Ese lunes, como he dicho, estuve en la zona de Teixido y ya me pareció raro que el foco hubiera sido en la zona del mirador de Teixido, porque había zona quemada antes y el hijoputa o hijosputa no iba(n) a hacerlo con el viento en contra. Al final fue cerca del Fontardión, con el viento muy fuerte de nordeste en dirección a las Fragas, todo muy estudiado y planeado con antelación. Quizás fue con mecha retardada, de ahí el aviso de los ciclistas que vieron humo horas antes de que prendiera el gran fuego.
Lo mejor es que no se perdió todo.
Un abrazo, ;)
Gracias, Roberto, por tus palabras y por la información. Yo también creo que ha sido así, aunque tengo la sensación de que debe haber habido otro foco en Monfero. Vamos, que no sé si los medios oficiales cominicarán todos los datos de la investigación. Lo dudo.
Un placer tenerte por el blog. Ojalá que los motivos hubieran sido otros. ;)
Un abrazo
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