Recorriendo un pequeño tramo de las Fragas del Eume, tras el incendio que las acosó este fin de semana, tras pasar la pequeña Central de O Parrote, encontrar todo ese lado del río desde A Ventureira en perfecto estado y atravesar el pequeño paso que posibilita cruzar una hermosa cascada bajo la atenta mirada de una meiga en un árbol, nos encontramos con las negras cenizas en el suelo.
Todo el recorrido que hicimos a lo largo de esa ladera presentaba el mismo aspecto: el sotobosque quemado y las copas de los árboles resistiendo el embite. El fuego había descendido desde los arrasados eucaliptales de toda la parte superior de la montaña hasta llegar a la vegetación de ribera que, afortunadamente, no ha desaparecido por completo, pero cuyas zonas dañadas costará muchísimo tiempo a la naturaleza recuperar.
Las emociones de este recorrido fueron intermitentes. Después de la
amargura de la desolación en el descenso por la carretera de A Capela,
tras dejar atrás el puente sobre el río Sesín, la alegría de ver que el
entorno de la Central da Ventureira se mantenía firme, así como todo el trayecto
realizado después hasta más allá del Parrote, volvió a tornarse en
tristeza al ver los zarpazos que el fuego había pegado a la parte de
ribera de las fragas.
Afortunadamente, las Fragas del Eume no han desaparecido por completo, aunque grandes extensiones de sus montañas hayan sido arrasadas por el fuego, entre las que destacan, sobre todo, aquellas pobladas por grandes masas de eucalipto (escandalosamente abundante en la porción de Parque Natural perteneciente al Ayuntamiento de Monfero).
Hay algunas zonas que están a salvo y que contribuirán sin duda a su restablecimiento, pero no podemos olvidarnos de la trascendental importancia de la ribera que hemos visto seriamente dañada en un ecosistema tan frágil que requiere la mayor de las vigilancias y la mejor de las protecciones.
Ha faltado muy poco para perder las Fragas. De seguro se nos ha ido parte de la población de murciélagos y gran número de invertebrados, por citar su fauna, así como mucha de su flora, pero casi las perdemos del todo, por un presumible cúmulo de negligencias humanas, intereses económicos y una educación escasa sobre la valía de nuestro propio entorno.
El grito de alarma no puede ser olvidado porque ya no sea portada en los periódicos. El toque de atención no puede ser ignorado porque no
hayan sido devastadas por completo. Debería escandalizarnos a todos, al
margen de las afinidades políticas, que haya lugares de
nuestra tierra gallega que se encuentren sin los cuidados y la vigilancia
precisa para evitar que acontecimientos como los acaecidos sucedan y, si
suceden, alcancen tamañas proporciones. Debería escandalizarnos a todos
que el Parque Natural Fragas do Eume y el Parque Nacional Illas Cíes,
así como todos los parajes naturales salvo el Monte Aloia, no tengan todavía un Plan de Protección. Debería escandalizarnos a todos.
Hay esperanza para el corazón del Eume, pero hoy he recorrido los parajes más afectados del acogedor Ayuntamiento de A Capela y todavía me siento sobrecogida. Los puntos más elevados donde se originó el fuego no parecen tener recuperación posible. Mañana les dedicaré unas líneas y unas imágenes a un entorno en el que muchas personas vieron sus casas cercadas por el fuego, unas personas de las que también parece olvidarse la avidez insaciable de las noticias de última hora.
Hay esperanza para el corazón del Eume. Si se toman las medidas adecuadas, si la gente no pisotea las tierras quemadas, si se deja al bosque recuperarse como solo la naturaleza sabe hacerlo, si no estamos dispuestos a perder ni una hoja más de sus hectáreas, hay esperanza para el corazón del Eume. Esperemos que un día sus suelos dañados vuelvan a cubrirse del verde color de las copas de los árboles que los protejen. Esperemos.
1 comentarios :
Que desastre...
Cuánto tiempo tardará en recuperarse?
Un saludo.
Areku Desings
Brush Art Designs
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