Mascarón de proa del Buque Escuela Cuauhtémoc |
Cuando uno se encuentra con grandes veleros, sus ojos se pierden buscando con ansia los mascarones de proa; figuras que sorprenden al navegante, al visitante y al viajero.
Ejemplo de ello es el mascarón de proa del Buque Escuela Cuahtémoc, que está inspirado en la figura del último emperador azteca, cuyo nombre significa «el águila que desciende».
La historia de este arte figurativo se remonta a los orígenes de la navegación. Las imágenes eran utilizadas para engalanar los navíos de los primeros navegantes con la intención de invocar la protección de los dioses y de los elementos, durante una época en la que el mundo era el gran desconocido; una época en la que los hombres se aventuraban por un océano tenebroso.
Danmark |
Al tiempo que protegían a las embarcaciones de los
espíritus malignos, los mascarones de proa también servían para indicar
su categoría y atemorizar a los enemigos, tal y como hacían las impresionantes naves vikingas con sus increíbles dragones.
Europa |
Entre el siglo XVII y el siglo XIX, los mascarones se tallaron simbolizando, en su mayoría, personajes mitológicos; después, aparecerían las figuras femeninas, que se creía que tenían la capacidad de apaciguar las tormentas y calmar los mares.
El uso de los mascarones de proa decaería con la aparición de los buques de acero, pero la tradición se mantendría en algunos buques escuela de las Armadas del mundo.
MÁS INFORMACIÓN:
Las supergaleras helenísticas. Histórico digital.
LOIS, Edgardo. Los mascarones de proa reinterpretados por la tradición popular. Tiempo Argentino, 31 de marzo de 2013.
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