Hace un mes que el fuego se abrió paso a través de las Fragas do Eume.
Hace un mes que muchos lloraron, gritaron y protestaron por la impotencia de saber qué ocurre en nuestros espacios naturales protegidos cuando su protección no es como nos gustaría.
Hace un mes que todos nos despertamos con el alma en llamas. Hace un mes. Y algunos ni siquiera se acuerdan ya del bosque.
Hace un mes que muchos lloraron, gritaron y protestaron por la impotencia de saber qué ocurre en nuestros espacios naturales protegidos cuando su protección no es como nos gustaría.
Hace un mes que todos nos despertamos con el alma en llamas. Hace un mes. Y algunos ni siquiera se acuerdan ya del bosque.
Hace un mes que periodistas de todos los medios nacionales abarrotaban A Capela buscando la foto más dramática, intentando seguir las noticias al minuto en el medio de un incendio del que ahora solo quedan muchas incógnitas y un montón de cenizas.
Todavía el olor a quemado impregna el ambiente en muchas zonas. Sin embargo, cuando ahora te acercas, descubres que la naturaleza va abriéndose camino, buscando renacer de esa forma que únicamente ella sabe. Las tareas de contención, esperando ayudarla en su resurgir, se están realizando. Pueden verse fácilmente las barreras que impiden que el suelo sea arrastrado por las lluvias, así como la paja cubriendo aquellos terrenos arrasados por completo, como los que albergaban los eucaliptales. Curiosamente, los pinares saben cuidarse solos. Las agujas de los pinos han caído y cubren el terreno de una inmensa masa dorada que intenta sanear las heridas.
Algunos no olvidamos lo sucedido. Pendientes de las informaciones, cada vez más escasas, y de las últimas noticias sobre las investigaciones que se siguen realizando sobre el incendio. Algunos seguimos acudiendo a uno de nuestros paraísos en esta hermosa tierra del norte.
Hoy, os muestro cómo se cicatrizan las heridas, cómo se vigila su recuperación. Mañana, compartiré uno de esos rincones verdes, hermosos y apacibles, de frescas cascadas y dulces trinos que se esconden en el corazón de las Fragas.
2 comentarios :
Qué lástima ver así el monte. Me duele que no seamos capaces de conservar la naturaleza que tenemos.
Espero que esos remiendos ayuden a que se recupere cuanto antes.
Saludos,
Lástima estos paisajes quemados...
Las fotos son muy explícitas...Mis felicitaciones.
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